Existe una pregunta que me resulta imposible de responder ahora, pueden haber muchas respuestas pero lo cierto es que ninguna de éstas es la correcta, ni siquiera sé sí se trata de una pregunta que posea una una respuesta válida. — Hace una semana me encontraba en una entrevista de trabajo con una psicóloga, quien me hizo la siguiente pregunta, o más bien, la pregunta del millón — ¿Quién soy yo?, me quedé quieto por unos cuantos segundos tratando de maquinar una posible respuesta, en ese instante surgieron algunas muy tontas como: soy un montón de células agrupadas entre sí que forman un cuerpo que a su vez ocupa un espacio. También aparecieron respuesta un tanto filosóficas como: soy el producto de mis pensamientos. En fin, podrían resultar cientos de respuestas que van desde la teoría de cuerdas hasta los temas más profundos de la mente, y todas serían efectivamente una tangente a la verdadera solución… Pasaron los segundos y arrojé una sutil respuesta a la especialista: Realmente esa es la pregunta más difícil del mundo, no se que decir al respecto, pero… — la conversación continuó normalmente.
Con esto llego a la conclusión de que se trata de una interrogante que cada quien debe hacerse a sí mismo, y supongo que la respuesta debe ser algo difícil de demostrar con palabras ya que ese algo viene de lo más profundo de nuestro ser.
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