Su aspecto no era como un humano promedio.
Era poco más del día, y las nubes cubrían el cielo parcialmente. Me encontraba junto con otras personas sobre una balsa remando suavemente a la mitad de una calle angosta. A la derecha había un muelle hecho con tablas de madera, parecía ser la plaza de aquella ciudad, esto es debido a su extensión — casi unos cuarenta metros cuadrados. El lugar era totalmente desconocido— jamás había estado ahí antes. De repente miré al frente. Unos metros más adelante había otra balsa, en ella iban dos personajes, el que iba adelante remaba, el otro se encontraba sentado en la parte de atrás, este ultimo tenía un aspecto particular; cabellera totalmente roja y tan larga que parecían ser rastas gruesas. Su aspecto no era como un humano promedio. Estatura baja, piel muy blanca y ojos rojos.
De un momento, noté que este ser extraño hizo un gesto que a su vez activó lo que parecía ser un dispositivo de protección sobre su cabeza. La forma era esférica y casi invisible — el remador dijo “hora de comer”. El ser extraño dio un salto de unos cinco metros hasta nuestra balsa. La primera reacción de nosotros fue correr, aprovechamos que a pocos centímetros de nuestra derecha había un edificio rustico y en cuestión de segundos ya estábamos entrando a toda prisa.
Escuché un estruendo y gritos cerca de la puerta — el humanoide había logrado atrapar a uno de nosotros. No había modo de salvar aquella mujer llena de sangre. Seguimos corriendo hasta encontrar un cuarto, abrimos la puerta de casi dos metros de altura pero al intentar cerrarla un golpe fuerte nos detuvo — el humanoide nos había alcanzado. La lucha de fuerza acababa de empezar. Las tres personas que quedábamos en el cuarto hicimos toda la fuerza que podíamos sacar, las venas de nuestros rostros estaban a punto de estallar. En medio de la peligrosa situación logré ver que al lado había un cerrojo tirado, uno de los nuestros como pudo logra tomarlo e instantáneamente pudimos terminar de cerrar la puerta con este.
En nuestra civilización siempre existieron seres que vivían en una dimensión oculta a la nuestra, y cuando estos querían podían aparecer sin siquiera notar su presencia. El humanoide anterior parecía haber burlado las reglas que había mantenido su raza por miles de años, la condición era que ellos no podían revelar su presencia ante los humanos. Su alimento principal era la sangre, durante muchos años ellos la obtenían de personas olvidadas en las calles.
De un momento, noté que este ser extraño hizo un gesto que a su vez activó lo que parecía ser un dispositivo de protección sobre su cabeza. La forma era esférica y casi invisible — el remador dijo “hora de comer”. El ser extraño dio un salto de unos cinco metros hasta nuestra balsa. La primera reacción de nosotros fue correr, aprovechamos que a pocos centímetros de nuestra derecha había un edificio rustico y en cuestión de segundos ya estábamos entrando a toda prisa.
Escuché un estruendo y gritos cerca de la puerta — el humanoide había logrado atrapar a uno de nosotros. No había modo de salvar aquella mujer llena de sangre. Seguimos corriendo hasta encontrar un cuarto, abrimos la puerta de casi dos metros de altura pero al intentar cerrarla un golpe fuerte nos detuvo — el humanoide nos había alcanzado. La lucha de fuerza acababa de empezar. Las tres personas que quedábamos en el cuarto hicimos toda la fuerza que podíamos sacar, las venas de nuestros rostros estaban a punto de estallar. En medio de la peligrosa situación logré ver que al lado había un cerrojo tirado, uno de los nuestros como pudo logra tomarlo e instantáneamente pudimos terminar de cerrar la puerta con este.
En nuestra civilización siempre existieron seres que vivían en una dimensión oculta a la nuestra, y cuando estos querían podían aparecer sin siquiera notar su presencia. El humanoide anterior parecía haber burlado las reglas que había mantenido su raza por miles de años, la condición era que ellos no podían revelar su presencia ante los humanos. Su alimento principal era la sangre, durante muchos años ellos la obtenían de personas olvidadas en las calles.