Supe que en ese primer intento mi error fue no dejar activar la levadura, así que para el segundo intento usé los mismos ingredientes, pero esta vez amase por mucho más tiempo y usé otra levadura porque quizás la que tenía en casa estaba dañada, también recurrí a un método que encontré en internet que consiste en dejar que la levadura se active por separado en un mínimo de harina de trigo con agua tibia, luego este se revuelve con el resto de la masa y esperé que la levadura se activara, 2 horas después noté que la levadura había hecho efecto, pero era muy mínimo e insuficiente, aun así decidí continuar y hornear. El resultado fue otro desastre, aunque no tanto como el 1.er intento, esta vez pude comer pan, pero solo las partes que quedaron parcialmente bien, el resto tuve que botarlo, intenté darlo a las aves a través de la ventana de mi casa y ni las palomas quisieron comerlo.
Mis dos intentos anteriores siempre los hice en la tarde, pensé que quizás si empezaba desde temprano a preparar la masa podría dar el tiempo suficiente para activar la levadura, para este momento recién había aprendido que la levadura se activa dependiendo de la temperatura ambiente y que en zonas de frío es muy difícil, así entendí que por esta razón fallaba mi proceso, pues donde estoy la temperatura por lo general está bajo los 16 grados centígrados. Sabiendo esto, decidí hacer un tercer intento, esta vez amasando la masa por mucho tiempo y dejando la masa esperando que la levadura se activara durante muchas horas, también intenté replicar un ambiente húmedo y temperatura ideal para la levadura poniendo el horno a una temperatura de 25 grados más o menos y con agua en el fondo del horno en otro recipiente para intentar humedecer el interior del horno. En la tarde noche decidí hornear lo que sería el 3.er desastre.
Frustrado de no poder hacer pan, pero sabiendo que principalmente la falla fue activar la levadura, decidí parar mis intentos de hacer pan de trigo. Tuve una charla con una amiga que sabe hacer pan y le he comentado todos los problemas que tuve, ella me ha sugerido hacer pan de yuca porque no requiere activar la levadura, cuando escuché eso mi cerebro se iluminó y rápidamente recuperé mis esperanzas de hacer pan. Al siguiente día fui a la tienda y compré 1 libra de almidón de yuca, 500 gramos de queso campesino y 1 litro de leche entera para luego comenzar a preparar el pan, lo amase con otros ingredientes que ya tenía en casa y deje un rato que la levadura se activara, obviamente sabía que no lo lograría, pero había que intentarlo una última vez. Como imaginarán, ningún hongo de levadura se movió, todo siguió igual, la masa no había crecido ni cambiado de color, pero esto no me importaba en absoluto porque sabía que para este pan eso no era muy relevante. Hice las bolitas de pan con las manos, y lo dejé sobre la bandeja de latón que previamente había preparado con mantequilla en la superficie para evitar que se pegara el pan. Después de 20 minutos de horneado ya había logrado hacer por primera vez pan de yuca, quedó esponjoso y muy delicioso, todo perfecto, excepto que durante el horneado el pan creció tanto que se pegaron los unos con los otros. Tengo pendiente hacer una segunda versión mejorada, esta vez con las bolitas de pan más pequeñas y más separadas para evitar que se peguen.
